Esta exposición merece ser apreciada porque en ella podremos ver algunas de las obras más enigmáticas creadas por Nonia de la Rosa. Son un resultado de su exploración artística y del aprendizaje visual que experimentó mediante el estudio de la poderosa tradición de Ramayana que tuvo la oportunidad de conocer en profundidad durante su estancia en Indonesia.
Opino que la clave primordial de poder ver las obras de Nonia es liberarnos de nuestro apego a cosas visibles, tangibles que existen en nuestro entorno e intentar alcanzar algo dentro de nosotros mismos. Si podemos afrontar lo desconocido, entonces podemos disfrutar de sus obras de arte.
Las obras de arte de Nonia nos proporcionan un interrogante enigmático. ¿Es pintora, diseñadora gráfica o, simplemente, es una dibujante muy sensible, que tiene la capacidad de expresar los movimientos del aire, el color del viento, los deseos de líquidos que fluyen y sueños como el éter expandiéndose hacia la poesía del cosmos?
Las creaciones digitales de Nonia de la Rosa son exploraciones detalladas de un caos controlado. La precisión de las líneas y la claridad de las imágenes creadas por ordenador combinan con los perspectivas distintas de formas entrelazadas y con colores que fluyen libremente. En su paleta psicodélica hay neones arremolinándose y mechones etéreos de azul celeste y plata.
Quien se acerque con la sensibilidad estética de una tabla rasa quedará, sin duda, asombrado ante la amalgama de la composición de colores y geometrías, de luces y reflejos, de perspectivas e impactos ópticos, que le ofrece la obra pictórica de Nonia de la Rosa.